jueves, 14 de febrero de 2013

DE 3 A 6 AÑOS:¡SÚBELE LA AUTOESTIMA!

Los primeros años de vida son fundamentales para que el niño adquiera seguridad en sí mismo, para que aprenda a auto valorarse y verse como alguien capaz de superarse en cada reto. Nuestra actitud y la valoración que hagamos sobré él y sus actos tienen un papel fundamental en este logro.
En estas edades nuestros hijos ya han dejado de ser bebes y se van convirtiendo en pequeñas personitas. Comienzan a desarrollar una personalidad que va a depender, en un porcentaje muy alto, del modo en el que les tratemos y les veamos.
Muchos expertos afirman que las edades más importantes para el desarrollo de la autoestima son la niñez temprana y media (de tres a diez años). En esta etapa, los niños se concentran en los sentimientos que tienen respecto a ellos mismos y su valor personal. Crearán su auto concepto y autoestima a partir de nuestras valoraciones. Por ello debemos cuidar especialmente su desarrollo y asegurarnos de proporcionarles una autoestima fuerte. De esto dependerá que sean niños seguros y decididos, ya que todo lo que se consigue en este periodo puede sellar su conducta y su postura hacia la vida en la edad adulta.
Refuerzo positivo
Para que nuestro hijo desarrolle una autoestima fuerte, es necesario valorar todo aquello que hace bien y en lo que destaca. Si no apreciamos positivamente sus conductas, no sabrá si éstas son buenas o menos buenas y, por tanto, si está o no haciendo bien las cosas.
Esta valoración debe ser diaria, constante y natural. Todos los días hay alguna conducta positiva que potenciar y destacar, incluso aquellos días en lo que los niños se han portado peor. Hay que pararse a pensar y analizar cada jornada y seguro que lograremos encontrar algo que recalcar. Si de manera habitual hacemos el ejercicio de encontrar aspectos positivos que valorar y subrayar en nuestros hijos, llegará un momento en que se haga de manera natural, estableciendo un estilo educativo basado en el refuerzo positivo.
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 ¿Cuándo hay que elogiarle?
Al niño hay que elogiarle siempre. Toda conducta positiva debe ser celebrada. Será el único modo que tenga el niño de saber que eso que está haciendo está realmente bien y que es así como debe comportarse. No hay una edad determinada ni un momento específico, sino que todas las edades y todos los momentos son oportunos y adecuados. Los niños con autoestima alta cuentan con una ventaja por encima de todo, que es la felicidad: son niños más alegres y felices. Por otro lado, se sienten competentes, más seguros de sí mismos y valiosos. Esta seguridad, en un futuro les ayudará a :
  • Ser responsables.
  • Tener muy claro hacia dónde van y qué quieren lograr.
  • Confiar más en sí mismos.
  • Contar con más fuerza y recursos para luchar y tratar de lograr sus objetivos, así como para resolver posibles dificultades que se les puedan presentar.
  • Ser emocionalmente más fuertes.
  • Comunicarse con fluidez.
  • Saber mantener relaciones sociales más estables y duraderas.
  • Ser más optimistas y contagiar esa actitud a los demás.
 Te queremos tal como eres
La seguridad es fundamental para alcanzar el éxito. Para que se valore a sí mismo y se considere capaz de hacer esto y aquello, es primordial que se sienta seguro, aceptado y querido por los que le rodean.
Unos padres excesivamente exigentes pueden lograr que un niño con unas capacidades extraordinarias no consiga más que sacar los cursos raspando. Otro más normalito podrá obtener las mejores notas, porque sus padres lo han aceptado tal como es y han orientado sus expectativas hacia aspectos muy concretos de su desarrollo.
El niño necesita comprobar que le quieren por ser él, no por sacar buenas notas o no romper platos. No sería nunca aconsejable que pensara que debe cumplir las expectativas de sus padres para comprar su cariño o confianza.
En cambio, no es malo que las conozca, si son razonables y posibles para él, porque le proporcionarán también la oportunidad de luchar y obtener unos éxitos que darán un alegrón a los papás. Si el pequeño se siente querido y aceptado, tendrá una actitud más positiva, será capaz de ponerse metas realistas y, de ese modo, auto motivarse para alcanzar otras aún más altas.
¡Puedes con todo!
Nuestro hijo agradecerá y responderá también mucho mejor con un gesto de aprobación y unas palabras de ánimo con el grado justo de reproche, que con cuatro gritos y un castigo rápido e inapelable. La clave del éxito en la educación de la autoestima de nuestros hijos está en el clima que se establezca con los adultos que le rodean.
Mucho más efectivo que levantar la voz –o peor, la mano—es emplear los elogios y la motivación. Un “¡Tú puedes, campeón!” puede lograr que el niño llegue mucho más lejos de lo que él y nosotros mismos hubiéramos nunca pensado. Esta expresión u otras similares no deben faltar nunca en nuestros labios. Cuanto más desastre sea el pequeño, más necesitará oír esas palabras de ánimo y, sobre todo, comprobar que nosotros tenemos confianza en él.
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Reñirle sin herirle
Cuando nuestro hijo comete un error debemos hacérselo saber –y procurar que no vuelva a cometerlo–, pero no transmitirle que es mejor o peor por esto. No debemos juzgarle. Es importante explicarle bien por qué no debe comportarse así y, a su vez, decirle cómo debe hacerlo para que en la siguiente ocasión actúe correctamente. Es necesario exigirle con cariño y darle la seguridad de que le queremos igual, independientemente de cómo se haya comportado. Tampoco debemos temer reñirle ni pensar que le vamos a frustrar. No les frustramos con un NO, en cambio, el no hacerlo sí que le puede perjudicar.
Lo importante en todo proceso de crecimiento de nuestro hijo es que le demos la posibilidad de ser, de sentirse bien consigo mismo, contando en todo momento con nuestro afecto, cariño, valoración de sus cualidades y apoyándole cuando algo vaya mal. Para eso, es necesario conocerle cada día favoreciendo los encuentros, las conversaciones y el contacto físico.
Conchita Requero

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