Para un niño, el juego es una actividad
esencial y muy natural. Si un niño no juega, es porque algo le pasa,
porque está cansado, enfermo o porque no se siente querido. Esta
actividad se da durante el tiempo de ocio y nosotros, como padres, debemos promoverla porque es muy importante para el desarrollo personal de nuestros pequeños.
Jugar les permite a los chicos:
-Explorar el mundo y desarrollar su
motricidad. Tu hijo tiene la necesidad de moverse, correr y agitarse.
Con el juego afirma su destreza, agilidad o coordinación. Gracias al
movimiento que tus hijos pequeños hacen al jugar, dominan nociones
espacio-temporales. Madurarán en tu hijo aspectos básicos que luego
serán muy importantes para el aprendizaje, cuando vaya al colegio.
Es un error obligar a tu hijo a estar
quieto, sentado. Tienes que dejarlo jugar. Eso sí, dale un espacio para
hacerlo, mucho mejor si es en un jardín o en un parque, fuera de casa (y
no en el sillón, frente a una pantalla por horas).
-Socializar: Después de los dos años,
en los que el niño es naturalmente egocéntrico, por fin mostrará
interés en jugar con otros niños. Esta interacción enriquece su vida,
porque le enseña a convivir y compartir con los demás, a respetar reglas, etc.
-Desarrollar su inteligencia
y la creatividad. A través del juego es como un niño aprende mejor. La
creatividad les otorga a nuestros hijos una manera única de acercarse al
mundo.
(Fuente: Educar en el Ocio y el Tiempo Libre de Pablo Garrido Gil)
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